SYRIZA, una luz en Europa

 

p { margin-bottom: 0.21cm; }

 

SYRIZA, UNA LUZ EN EUROPA”

Hilary Wainwright. Atenas.

Il Manifesto 06.09.2012

Traducción de konkreto para Asamblea Local de IULV-CA de Jaén y el grupo cultural laguitano

 

La defensa del Estado del Bienestar en el Parlamento y en la actividad social, una organización abierta a quien quiera una alternativa al capitalismo. Es así como la izquierda más fuerte de Europa está creando un “modelo”. Con un estilo político inédito.

 

En el majestuoso escenario del parlamento griego, Alexis Txipras, el presidente de Syriza, la coalición radical de la izquierda, abre el primer encuentro de sus 71 diputados con su característica mezcla de frialdad y jovialidad. En ese mismo momento en todo el país los activistas organizan asambleas de barrio, abren “cocinas solidarias” y mercadillos, trabajan en centros médicos voluntarios, protegen a los inmigrantes de los ataques de Amanecer Dorado, el nuevo partido fascista que ha conseguido el 7% de los votos en las elecciones, fundan las corrientes de Syriza en el sindicato, trabajando en la transición de una coalición de 12 organizaciones políticas (con 1.6 millones de votos) hacia un nuevo tipo de partido. En medio de todo esto los militantes encuentran tiempo para cocinar, bailar, debatir y organizar un festival anti-racista de tres días. El festival, en su 16ª edición, fue creado para combatir, en palabras de su fundador Nicos Giannopolous, “el creciente nacionalismo y el racismo des los primeros años de la década de los 90”. Entre sus fines, principios organizativos y en la pluralidad de las fuerzas culturales que promueve, el festival simboliza la fuerza de la sociedad civil internacional que Syriza ha ayudado a construir y de la que en buena parte es fruto. En el evento están comprometidas más de 250 organizaciones y partidos y más de treinta mil personas de todas las edades y etnias que han afluido en el espacio “aún” público del parque Goudi en Atenas.

El objetivo común de estas actividades es transformar el apoyo electoral a Syriza en fuerza social para el cambio, además de incrementar los apoyos a favor del proceso por la senda electoral que conduzca al gobierno. Cuando en las primeras elecciones del 6 de mayo de 2012 Syriza obtuvo el 17% de los votos, muchos activistas se asombraron. Solamente tres años antes, con el 4.7% de los votos, la alianza había alcanzado por un soplo el umbral del límite del 3% que impide la entrada en el parlamento. En las segundas elecciones del 17 de junio de 2012, los votos para Syriza crecieron hasta el 27% y la gente de Syriza comenzó a vislumbrar su llegada al gobierno.

 

Dimitris Tsoukalas, uno de los nuevos diputados de Syriza proveniente del Pasok- la principal fuerza de centro-izquierda desde su fundación en 1974- y que fuera el secretario del sindicato de banca, abandonó el Pasok el día de antes de que el Presidente George Papandreu firmase el memorándum de acuerdo sobre la reformas de la política económica con el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Tsoukalas ingresó después en la coalición “No al Memorándum”, paracombatir al Pasok en las elecciones regionales en el Ática, región en la que el voto al Pasok bajó del 40% al 23%. Tsoukalas es cauto: “El voto puede ser como la arena”. Y Nueva Democracia, el principal partido de la derecha griega, que llegó primero en las elecciones de junio, ha sido capaz de recoger los frutos del miedo ante la crisis y a la posible victoria de Syriza.

 

Los orígenes del cambio

 

¿Cuál es el origen de esta organización política, que tiene raíces en los movimientos y está comprometida en el cambio del Estado? La estructura del nuevo partido deberá ser discutida por los militantes antiguos y nuevos en los próximos seis meses. Pero todos están de acuerdo en que los fundamentos de Syriza no deben cambiar. Syriza, fundada en el año 2004, continúa el éxito de una nueva generación de activistas provenientes del partido de izquierda Synapismos, incluido Alexis Tsipras y Andreas Karitzis. Esta generación se formó en los movimientos por una globalización alternativa que nacieron al principio de éste siglo, que llevaron a las grandes manifestaciones de Génova en el 2001 y al Foro Social Mundial y Europeo. La experiencia del Foro Social, incluyendo al Foro Social griego, fue decisiva en el alejamiento de la cultura de la nueva izquierda de la fidelidad a una ideología particular, en favor del pluralismo, la colaboración democrática, la apertura y la convicción de la importancia de las propuestas alternativas.

 

Esta cultura ha echado raíces en un terreno fértil. Los jóvenes de Syriza son la primera generación que ha rechazado el capitalismo tras la caída de la Unión Soviética; su compromiso está en construir una alternativa en vez de proponer un modelo elaborado con anterioridad por otros. “Intentamos encontrar otra vía”, declara Karitzis. “Creo que el poder político del estado es necesario, pero lo decisivo es lo que se hace a nivel de los movimientos y la sociedad antes de asumir el poder. El ochenta por ciento del cambio no pasa por el gobierno”.

 

Synapismos ha facilitado el marco adecuada para intentar construir un nuevo tipo de socialismo práctico pero fundado en sólidos principios. Fue el resultado de innumerables divisiones internas en las fuerzas comunistas que surgieron de la ruptura con el estalinismo y la crítica al capitalismo. Synapismos había trabajado con otras asociaciones de la sociedad civil en la creación del Foro Social griego. Entre estas, algunas fuerzas políticas maoístas y troskistas, pero también verdes, feministas, gays y redes por los derechos sociales. Todos contribuyeron a fundar Syriza, representada por la bandera verde, roja y violeta. Fuera, de brazos cruzados, seguro de su fuerza interna cada vez más imaginaria, ha permanecido el dogmático y aparentemente inmovilista Partido Comunista griego (KKe). Aunque partía de un 7.5% de los votos, en las últimas elecciones de junio su apoyo ha bajado al 4.5%.

 

Después de nueve años y muchos movimientos tras la constitución del Foro Social, las fuerzas por el cambio se reunieron en la plaza Syntagma y Syriza estaba allí. Yannis Alampanis, un miembro de Syriza activo en la Red en defensa de los derechos sociales y políticos, describe cómo participaron en las primeras manifestaciones contra las medidas de austeridad: “Nos pusimos de acuerdo en algunos principios, como por ejemplo no permitir consignas contra los inmigrantes. El primer día muchas personas llevaban banderas griegas sin permitir banderas que representaran a partidos políticos. Después de muchos debates surgió, por el contrario, la idea de que pudieran llevarse banderas de otros países, incluida la de la Primavera árabe”. “Cambió la imagen de la acción”, dice Alampanis. “Así se construye un movimiento radical y político”.

 

Fue esta inmersión en los valores de los movimientos sociales, junto a la rebelión que en el 2008 siguió al asesinato del joven Alexandros Grigoropoulos por la policía, lo que llevó a considerar a Syriza como el instrumento político del que fiarse para liberar a Grecia del Memorándum. “Syriza siempre estuvo a nuestro lado”, dice Tonia Katerina, miembro de la coalición Open city. Fue un sentimiento que sentí más y más veces”.

 

Cuando Tsipras ha declarado que Syriza estaba preparada para formar un gobierno para parar las políticas del Memorándum, unió la rabia a la esperanza, abriendo un canal que puede poner en comunicación la sociedad con el parlamento.

 

Solidaridad politizada

 

En su actividad fuera del parlamento Syriza construye redes sociales que organizan de forma sistemática las prácticas de apoyo informal enraizadas en la sociedad griega. Hay cocinas solidarias, médicos y enfermeras que ofrecen asistencia médica y asesoramiento legal para abordar el pago de deudas. Así, Syriza se confronta con Amanecer Dorado; para Karitzis, si la izquierda “no construye nuevas relaciones sociales, lo hará cualquier otro”.

 

Las redes no pretenden sustituir al estado social. “Las personas se reúnen para abordar sus propios problemas de sobrevivencia”, explica Karitzis. “Nosotros no podemos resolverlo, pero podemos ser parte de su socialización. Estas iniciativas de solidaridad pueden ser una base para luchar en defensa del estado social. La idea es cambiar la mentalidad de las personas sobre lo que pueden hacer, desarrollando juntos su capacidad de ser un poder”. Esta es una forma también de prepararse para gobernar. “Si llegásemos al gobierno, en pocos meses las personas podrán estar en condiciones de luchar por sus propios derechos, asumiendo el control de los bancos y cosas así”.

 

Prepararse para gobernar

 

Arístides Baltas, coordinador de la comisión para el Programa, describe las actividades desarrolladas por los parlamentarios, expertos, funcionarios públicos y organizaciones sociales para proponer políticas alternativas (la mitad del voto a Syriza ha sido de los empleados públicos). Estas comisiones más que “ministerios en la sombra” se plantean la conexión entre los movimientos y la política parlamentaria. Baltas, militante y profesor de filosofía de la vieja generación de Synapismos, ha coordinado la redacción de un detallado programa de 400 páginas en el que han participado miembros de Syriza de muchos campos profesionales. Se pone el acento en las soluciones constructivas y una de las cuatro secciones del Programa está referida a la “reestructuración del Estado”. Es una ambiciosa estrategia para la democratización de un Estado institucionalmente corrupto. Pero supone también un desafío frente al programa de la Troika de reducción del Estado griego a través de las privatizaciones.

 

Viejos desafíos, nuevas aperturas

 

Junto a la preparación para gobernar, dentro y fuera del parlamento, los activistas están atentos al peligro representado por la pérdida de enraizamiento social, el convertirse en “otro Pasok”. En la formación del nuevo partido se encuentra la prioridad compartida de crear, como nos aclara el nuevo parlamentario Theano Fotiu, “una organización que permita a las personas estar en conexión con el partido aunque no se esté adscrito al mismo, tanto para criticarlo como para aportar nuevas experiencias”.

 

Un factor importante son los recursos disponibles. Syriza recibirá casi 8 millones de euros (triplicando su actual presupuesto) como resultado de su éxito electoral y a cada parlamentario se le asignan por el parlamento 4 asistentes. ¿Cómo distribuirá Syriza estos nuevos recursos para atender las luchas sociales? Para Karitzis la mayor parte de los fondos debe destinarse a lo que podemos hacer en los barrios. Por ejemplo, para contratar a personas que difundan las iniciativas de los centros médicos sociales, personas que puedan conectar a los ciudadanos con los productores de alimentos, incrementando la capacidad de construir una red de relaciones. De los cinco asistentes destinados a los parlamentarios, dos trabajaran directamente para el diputado. Uno trabajará para una comisión política y los dos restantes trabajarán para ayudar a los movimientos en los barrios.

 

Otro desafío está representado por el hecho de que la mayor parte de los miembros son hombres, aunque en la dirección interna la presencia de mujeres es grande. Sissy Vovou, una de los 200 miembros del equipo dirigente de Syriza y de la Red de las mujeres, rechaza la idea de que la igualdad femenina sea un problema “que habrá que resolver una vez lleguemos al gobierno”. Se está desarrollando una nueva dinámica, un tercio de los parlamentarios de Syriza son mujeres elegidas con un sistema proporcional basado en listas abiertas y han sido votadas sobre la base de su liderazgo social. Y han dejado claro desde la primera reunión del grupo parlamentario que la igualdad de las mujeres no puede esperar.

 

Nuevas formas de radicalismo son evidentes también en el interno de los sindicatos. El rápido colapso de las viejas estructuras de poder está generando un terremoto dentro de los sindicatos, cuyas estructuras estaban profundamente ligadas a los viejos partidos, el Pasok, el Partido Comunista y Nueva Democracia. Estos cambios afectan también a Syriza, pero se abre la posibilidad de un reforzamiento del sindicalismo de base.

 

Finalmente, todo esto plantea también un desafío para nosotros. El crecimiento de Syriza, junto a la derrota de Sarkozy en Francia, ha reforzado el rechazo de las medidas de austeridad en Europa y desequilibrado el poder en la Unión Europea. Aplaudir y retirarse no basta en verdad para cambiar las cosas. La catástrofe (evitable) impuesta al pueblo griego empeora día a día y Syriza tiene claro que el Memorándum no puede ser anulado solamente con los esfuerzos a nivel nacional.

 

La forma más eficaz de solidaridad en toda Europa sería la de aprender de Syriza a construir en nuestros países nuevas formas de organizarse políticamente lo suficientemente abiertas y libres para poder convertir en una gran fuerza política a todos aquellos que quieren una alternativa al capitalismo, basada en valores que muchos de nosotros describimos como socialistas, pero sin un modelo particular en la cabeza.

 

Syriza ha demostrado cómo este movimiento y éste estilo político puedan estar unidas a una presencia organizada en el sistema político para defender y reconquistar aquellos derechos políticos y sociales básicos que los grandes partidos consideran que hay que eliminar. Este proceso, construido frente al ataque más violento de la austeridad neoliberal, podría ser retomado en toda Europa. La geografía política europea se vería transformada y en Grecia Syriza podría no solamente ser una luz para la izquierda sino que también podría llegar a tener éxito.