Intervención de Nichi Vendola, en el VI Congreso del PRC. Lido, Venecia, Marzo 2005.

 

 

Estamos llamados a medirnos con un tiempo nuevo, a descifrar una complejidad que mezcla alfabetos y conocimientos, teniendo en cuenta el sentido y el carácter de un futuro vertiginoso que se nos viene encima, que quizás nos dañe y que quizás nos haga crepitar con sus escenificaciones apocalípticas. Si la política no logra dar el salto, se buscará refugio en la consolación de los nichos organizados al calor de sus tradiciones. Entonces la política explotará, estallará hasta extenuarse en la convulsión de un lento éxodo de la realidad. Me estoy refiriendo sobretodo a nuestra política. Estoy pensando en un mundo inédito, parido al declinar un milenio, que nos provoca y nos desafía. Creo que la novedad de la yuxtaposición entre la guerra infinita y el terrorismo no puede ser leída solamente en clave política, sino como una ruptura radical de la civilización, la cultura o, incluso, de la antropología. Veo sucesos que creo que vuelven a traer el tema de lo indecible del mal, culminando con su sublimación burocrática. Observo cambios teóricos recientes a propósito de las cuestiones de la debilidad y la fuerza. Ahí está este tiempo despedazado en el que vivimos con la precariedad de nuestras brújulas ideológicas. He ahí el terror público de la guerra, la guerra privada del terror. Ahí está la industria, la artesanía del exterminio. He ahí la invocación a una legalidad sin jurisdicción, sin derecho, o bien el proselitismo mediante las posibilidades de la reproducción técnica del horror. Ahí está la democracia de los bombardeos y la teología de los degüellos. He ahí una modernidad que no es sólo calco de la prehistoria de los delitos de sangre, cada vez más masivos y que ya no se ocultan. Los verdugos, esta vez, no esconden en las fosas comunes los restos enfundados de su delito en serie. No tratan ya de confundirnos en nuestras investigaciones empleando a grupos de negacionistas y revisionistas de la historia. El vacío vital, la manipulación de lo viviente, no habían alcanzado un punto tan extremo de conjunción entre la racionalidad calculadora y la irracionalidad fundamentalista. No es casual que la fuerza de la vida se subordine al poder de la muerte. Y es Beslan, en la escuela infestada, el icono del enemigo se interpone como un filtro que deforma el rostro de los niños y lo hace invisible e irreducible a cualquier principio de humanidad. Finalmente, el tsunami, con sus olas reales y metafóricas, arrolla la necia presunción de nuestros códigos científicos, desvela no la debilidad humana sino la ferocidad que porta la producción y la reproducción al no prever la tutela de la vida, la mundialización de la protección civil, social, ambiental, el deber de preservar la biodiversidad y proyectar la biopolítica. ¿Cómo haces para combatir el fundamentalismo de un moderno partido de la teocracia patriarcal multinacional? ¿Cómo haces para luchar contra la machacona secularización de la esencia de la muerte, de la manipulación de la vida? Lo digo porque el laicismo no es el antídoto del integrismo sino su gemelo mercantil. No conozco, compañeras y compañeros, yo no conozco otro horizonte que no sea la no violencia, el desarme unilateral, el sustraerse al terreno de la militarización del conflicto. Rechazar radicalmente un sistema de ideas sin desear la muerte de quien no está de acuerdo, quien no quiere someter la primacía de la vida humana al dominio político o estatal. Esto es lo que pienso.

Doy las gracias a Fausto Bertinotti por el coraje que ha tenido al impulsar esta perspectiva, esta búsqueda. Y aquí, querido Fausto, yo encuentro un equilibrio laico entre la fe diurna en el socialismo y el pensamiento nocturno del dios que hace danzar a la vida. Os doy las gracias a todos, compañeras y compañeros de mi vida, por haberme acogido como soy, sin exigirme abjurar de ninguna de mis diversidades. Así, como soy, he atravesado el sur y, quizás, por ello, el sur me ha reconocido y me ha querido bien. Ahora me encuentro ante un desafío enorme que me hace responsable del ansia de toda una coalición, del ansia de todo un pueblo. Y tiendo a vivir esta nueva experiencia como un viaje y no como un desafío ante vosotros, que sois mi casa. Pero en este viaje, compañeras y compañeros, yo no quiero permanecer impasible a las cosas nuevas que veré. Y tiendo a aprender, a cambiar, …» También lo que cambia llora a fin de hacerse mejor», es un verso de Pier Paolo Pasolini (1), la partida, el dolor del parto, la alegría del nacimiento. Vosotros lo sabéis bien, sois mi casa. Me habéis enseñado que la política es aprendizaje, movimiento, cambio. Quedarse quieto es morir. La inmóvil contemplación de la propia identidad es traicionar. Seamos fieles a nosotros mismos sin miedo a aprender, como lo hemos hecho sin obsesiones vanguardistas, en los días de Melfi (2) o de Scanzano (3), conjugando nuestra historia con las ideas meridianas de una multitud que se constituía en nueva comunidad, en principio de autoeducación, en redes autoorganizadasde conocimientos.

Mirad, compañeras y compañeros, yo me siento hoy como aquellos muchachos que parten para un lugar lejano y se despiden de sus seres queridos. La política es muy exigente y no encontramos el momento para hablar de cosas importantes. Nos hemos conocido y reconocido en el sueño, en la práctica de un nuevo orden social. Por ello, una vez más, gracias Fausto, por haber habernos impulsado hacia las raíces de nuestra historia, en donde no hay dogmas ni mausoleos, sino preguntas abiertas sobre la libertad y la vida. Es así como hemos reencontrado el protagonismo de una generación planetaria que quiere la globalidad del derecho a la felicidad y contra la lesiva globalización que hace de la vida una mercancía. Y así hemos aprendido a estar en el movimiento y no por encima de él. Porque en verdad estamos todos, yo y vosotros, juntos, llamados a partir. Somos, perdonad el juego de palabras, un partido y no un quedo. Juntos debemos partir de nuestra casa, con la justa nostalgia por las cosas que dejamos atrás, pero con la curiosidad de lo que descubriremos. Y por esto, yo no puedo deciros más que, compañeras y compañeros de mi vida, buen viaje.

(1) «Las cenizas de Gramsci. El llanto de la excavadora.» Pier Paolo Pasolini. p. 120. Colección Visor de Poesía.Traducción de Antonio Colinas.

(2) El 19 de abril de 2004 se inician los 21 días consecutivos de huelga y las actividades piqueteras frente a la empresa Fiat-Sata de Melfi por parte de los trabajadores. Continuará hasta el 10 de mayo. La policía efectuará cargas para conseguir que muy pocos esquiroles entraran en la fábrica. Mientras una manifestación convocada por los sindicatos logrará movilizar a 15 mil personas. El conflicto dura hasta que la Fiat se ve obligada a asumir las exigencias de la Fiom -sindicato metalúrgico de la Cgil, principal sindicato italiano-, que a continuación ganará holgadamente las elecciones sindicales en dicho centro.

(3) El 13 de noviembre de 2004, un decreto del gobierno señala Scanzano como el lugar para el depósito único nacional de los residuos nucleares. El sitio ha sido fijado por un estudio de la Sogin, que se ocupa del sector de los residuos en Italia. Desde ese momento se inicia la ocupación de las carreteras de acceso a la pequeña ciudad y la estación del Metaponto. El día siguiente es ocupado el Terzo Cavone, la barriada en la que se encuentra la mina Salgemma, en la que se pretendía albergar los residuos. La protesta dura hasta que el 27 de noviembre, cuando se anula dicho decreto gubernamental.